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El rasgo de la Alta Sensibilidad en tu personalidad

El rasgo de la Alta Sensibilidad en tu personalidad

Como usar tu alta sensibilidad y empatía como un don y no vivirlo como una debilidad

El rasgo de la Alta Sensibilidad se ve más seguido de lo que te imaginas. Pero para tomar consciencia de él puede que hayas tenido que pasar por muchas criticas, juicios e incomprensiones. Y es esperable que esto pase ya que este rasgo abarca a una minoria de la población. Dice la doctora  Elaine Aron que 2 de cada 10 personas son PAS.
Hay un antes y un despúes. Descubrir el rasgo de la alta sensibilidad significa para muchos un cambio radical en la manera de percibirse, en la capacidad de entender su propia postura en relación con los demás y el mundo que les rodea. Todas las piezas del puzle que es tu vida, todas aquellas cosas que no entendías y que no podías explicar, empiezan a encajar, una tras otra. De repente dejas de sentirte un bicho raro, un solitario incomprendido y podes empezar a abrazar a la persona nada rara, aunque diferente, que sos. 
 
El día en que, descubrí que mi forma de ver la vida y reflexionar sobre ella, de experimentar cualquier tipo de emoción de manera profunda, de registrar tan intensamente los estímulos sensoriales y ciertas sutilezas que escapaban por completo a la atención de los demás, de estresarme con una enorme facilidad y muchas particularidades mías más…, que todo esto no significaba que estaba loca, sino que eran facetas de un rasgo que tiene nombre legítimo —la alta sensibilidad—, ese día fue esclarecedor. Significó un alivio de alguna manera, una nueva etapa en mi vida. 
 
Primero que nada me aclaró dos cosas: 
 
  • Que por tener este rasgo de la personalidad no hay que sentirse raro si no saber que habitos y rutinas integrar para vivir bien. 
 
  • Que corresponde a una minoria de personas, por ende, probablemente las gran mayoría de personas no entiendan realmente esta manera de funcionar en el mundo. 
 
Ahora bien, empecemos por describir qué es la Alta sensibilidad. Las personas altamente sensitivas se caracterizan, entre otras muchas cosas, por una mayor receptividad ante estímulos de todo tipo, desde los más obvios hasta los más sutiles. Hay muy poca cosa que escape a la atención de una PAS. No tiene que hacer ningún esfuerzo para registrar todo lo que se presenta ante su campo visual, auditivo y olfativo. Ve todo, oye todos los sonidos y huele todos los aromas, hasta los olores menos agradables si es que los hay. La información le llega indiscriminadamente. 
 
Y todo eso, esa avalancha de estímulos que va percibiendo la PAS, influye en su emocionalidad; se puede decir que es más reactivo frente a los estímulos, tanto si son positivos como negativos. Si una PAS no es consciente de que esto le pasa, de que le llega, recibe, de la enorme cantidad de estímulos sensoriales que influyen directamente en su estado emocional, difícilmente puede entender por qué se cansa más rápido que una no PAS. Llega a saturarse y estresarse por un exceso de estímulos y como consecuencia de esto puede incluso bloquearse. La intensa percepción sensorial de una PAS le proporciona una inmensa cantidad de detalles.  La gran mayoría de las PAS tiene el umbral del dolor más bien bajo, incluso muy bajo; aquello que a la mayoría de la gente le causa una leve molestia, las PAS pueden percibirlo como dolor. Hace falta relativamente poco para que una PAS se sienta indispuesta o molesta. Es como si los estímulos del exterior les llegasen a través de una lente de aumento. Para ellas la vivencia, la experiencia, se intensifica. 
 
La PAS por lo general no es consciente del hecho de que su manera de observar es diferente y más completa que la de la gran mayoría de las personas. No lo hace adrede; simplemente es su manera de ver, de registrar aquello que tiene delante. Justo por no ser consciente de que su manera de captar la información carece de filtros y es energéticamente abierta, le puede pasar que, por ejemplo, de repente se sienta mal sin saber por qué; puede ser que haya absorbido (y que haya hecho suyo) un dolor ajeno o un estado de ánimo de otra persona. Son malestares que se le han «colado», que no le pertenecen.
 
Los cuatro pilares más importantes de las Personas Altamente Sensibles (PAS) son: 
 
1. Profundidad en la manera de procesar la información recibida 
Rumiar. Dar mil vueltas a un tema, investigando todas las posibles perspectivas y más. La capacidad de combinar grandes cantidades de información, comparándolas con datos y experiencias anteriores. La tendencia a no tomar la información a la ligera, sino más bien a preocuparte y ser consciente de las múltiples soluciones e implicaciones que puede llegar a tener el tema que ha captado tu atención. La PAS es más consciente tanto de lo que está pasando dentro de ella misma como de lo que ocurre en su entorno. Se añade la necesidad de amistades y relaciones personales con una verdadera conexión, la búsqueda del sentido de la vida y, como consecuencia de todo ello, en muchos casos, la necesidad de sentirse unido a algo mayor y transcendental. 

 
2. Sobreestimulación 
Todas las PAS presentan la tendencia de saturarse con facilidad, y en relativamente poco tiempo. La sobreestimulación o sobreactivación es, pues, el resultado de recibir más información de la que el cerebro es capaz de procesar. Esto causa estrés y se manifiesta con una serie de síntomas corporales muy desagradables y bien conocidos, como las dificultades para respirar, la taquicardia, el dolor de cabeza, los mareos, la sudoración excesiva, el insomnio, la irritabilidad…
Posiblemente te ha ocurrido en una fiesta con mucha gente, en un teatro o en un estadio con mucho ruido, viajando en un tren o un autobús repleto de pasajeros... Conoces la sensación de perder el control y bloquearte de una manera u otra. O de ponerte terriblemente nervioso. Un repentino deseo, una fuerte necesidad de escaparte, de huir, porque te sientes del todo abrumado.
 
3. Fuerte emocionalidad y empatía 
La fuerte emocionalidad es, sin más, una faceta natural de tu forma de ser. Conmoverte con facilidad. Emocionarte ante manifestaciones de belleza, ante algún gesto que te toca el alma. Ante la ternura. En momentos de profunda conexión. Cuando ves realmente feliz a otra persona... Por otro lado, si sos muy emocional también puedes verlo todo como un drama, una prueba más de que vivimos en un valle de lágrimas, un callejón sin salida. Y en cuanto a la empatía, nadie te tiene que enseñar cómo hay que ponerse en el lugar del otro; como PAS, es algo que haces de forma automática, sin cuestionártelo. Solo si eres empático por naturaleza puedes considerarte PAS.
Nos vamos perdiendo en un problema ajeno, a veces incluso absorbiéndolo y hundiéndonos, sin que, objetivamente, nos toque. En estos casos la empatía pierde su verdadero sentido. Lo normal es que cuando intentes explicar lo percibido a otra persona, esta te mire como si le estuvieras hablando en chino. 

4. Sensibilidad para matices y sutilezas 
Las PAS solemos notar cosas  insignificantes.
En cuanto a la percepción de sutilidades, no se limita a notar el estado anímico ajeno o un mal físico invisible, como puede ser un dolor de cabeza en alguien que tengamos delante. Hay un alto porcentaje de PAS que capta información tan sutil que cabría calificarla como paranormal. 
Aparte de estas cuatro características esenciales, una PAS debe presentar también muchas otras que iremos viendo proximamente…
Entonces…si tenes altas sospechas sobre tu rasgo de Sensibilidad, no te amargues, tiene manera de que lo integres como un Don y no como una tragedia. 
Ya empezaste a entender algo y a informarte. Creo que recibir información sobre uno mismo es la piedra filosofal. 
No estas sola.

 

 

Como usar tu alta sensibilidad y empatía como un don y no vivirlo como una debilidad

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